miércoles, 16 de abril de 2008

La peor inversión de mi vida

Hoy me lo gané.
Muchas veces me lo han dicho, de manera injusta. O.. al menos injustificada. Es común que uno a veces sea medio.. pero así, seco, sin diminutivos es muy agresivo.
Pero insisto, desde hoy me lo merezco…

Me desperté inquieto, manoteando el aire buscando algo que pertenecía al mundo de mis sueños. Al de mi inconsciente.
Cuando recobré la conciencia, empecé a toser. Había en el aire un olor altamente nocivo para mis pulmones. Estuve a punto de ir a inspeccionar que era lo que se estaba quemando en mi casa, pero el noticiero oportunamente empezó a hablar de estos extraños aires que andan dando vueltas por nuestros tan Buenos Aires.
Vi la fecha en el diario: 16/04/08.
-¡Que poco falta para Mayo! –dijo mi abuela.
-¡La puta madre, faltan 2 semanas para el parcial de Algebra! -grité desaforadamente.
Decidí sacrificar mi Miércoles libre, en ir a comprar el libro de Algebra.

Entré a 3 librerías de Cabildo. En una me atendió un chico, con acné, al que le entendí menos de la mitad de las palabras que pronunció. En las otras dos, fueron empleadas femeninas con la estructura física estándar de una empleada de librería: metro sesenta y cinco, anteojos, nariz perceptiblemente deformada, dientes ligeramente torcidos, voz de superada. La respuesta fue similar en los tres casos: El libro está agotado.
¿Qué ha pasado? ¿Ha nacido un Buenos Aires un fervor por el Algebra Lineal? Lo peor es que noté un cierto placer en los vendedores al pronunciar la palabra “agotado”. Les deseé algo peor que la muerte.
Antes de irme de la última librería (la del muchacho con acné furioso), decidí comprarme un libro cualquiera. Para leer. Como para justificar el desperdicio de mi tarde del único día libre de la semana. Vi un pequeño libro de Tim Burton, de quien he visto varias buenas películas, así que opté por comprar ese. No decía el precio (¿Cómo no le van a poner el precio?).
Fui a la caja, al muchacho creí escucharle decir “son 62 pesos”, pero obviamente le adjudiqué a su mala dicción el haberlo oído mal. Por las dudas le pagué con cien.
-64, 66, 68, 70, 80, 100.–contó delante de mis narices, (me llenó de billetes de dos pesos).
Cuando escuché el 64, quise morir. Pero, mi orgullo me hizo simular naturalidad ante la estafa más grande de la historia.
Me fui de la librería con “The Golden Book” en mis manos.

De vuelta en casa lo abrí, esperando encontrar el mapa de un tesoro, o el número de las tarjetas de crédito de Bill Gates. Lo zamarreé, tratando de escuchar el tintineo de lingotes de oro.
Pero no.
El libro consta de textos hipercortos (en algunos hablamos de menos de 4 renglones) escritos en verso, y con un dibujo en la página de al lado. Y cada texto es empezado en una nueva página, lo que significa: Está lleno de espacios en blanco.
Lo leí en 15 minutos. Tiene su encanto, no lo niego, pero.. 62 pesos señoras y señores.
Pequeña cuenta:
si por 15 minutos------- gasté 62 mangos
por 1 minuto ------------ gasté más de 4 pesos.

¡4 alfajores en un minuto! Te superé Tinelli.

… Por eso te digo, a partir de hoy, si alguien me dice PELOTUDO, yo con toda la naturalidad del mundo me daré vuelta para preguntar:
-¿Me llamabas?

1 comentario:

Diego Zúñiga dijo...

hola, qué tal!
dejo mis saludos!
y una pregunta: ese otro blog que tienes, donde aparecen unos cuentos... son de fontanarosa, no?
o son tuyos?

disculpa la ignorancia, es que no he leído nada de él.

Eso

saludos