viernes, 23 de mayo de 2008
Algo grande
Nuestra primavera fue maravillosa, pero el verano terminó, y dejamos pasar nuestro otoño.
Y ahora, de repente, hace frío. Tanto frío que todo se congela.
Nuestro amor se durmió, y la nieve lo tomó por sorpresa.
Y si te duermes en la nieve, no sientes venir la muerte. ...
No va dedicado a nadie.
No se porque lo aclaro.
Solo son palabras. No son mias. Son sacadas del inicio de uno de los 18 cortos de la película Paris je t' aime.
Me pareció algo sencillamente grandioso. Y lo grandioso compartido pasa a ser grande.
miércoles, 16 de abril de 2008
La peor inversión de mi vida
Muchas veces me lo han dicho, de manera injusta. O.. al menos injustificada. Es común que uno a veces sea medio.. pero así, seco, sin diminutivos es muy agresivo.
Pero insisto, desde hoy me lo merezco…
Me desperté inquieto, manoteando el aire buscando algo que pertenecía al mundo de mis sueños. Al de mi inconsciente.
Cuando recobré la conciencia, empecé a toser. Había en el aire un olor altamente nocivo para mis pulmones. Estuve a punto de ir a inspeccionar que era lo que se estaba quemando en mi casa, pero el noticiero oportunamente empezó a hablar de estos extraños aires que andan dando vueltas por nuestros tan Buenos Aires.
Vi la fecha en el diario: 16/04/08.
-¡Que poco falta para Mayo! –dijo mi abuela.
-¡La puta madre, faltan 2 semanas para el parcial de Algebra! -grité desaforadamente.
Decidí sacrificar mi Miércoles libre, en ir a comprar el libro de Algebra.
Entré a 3 librerías de Cabildo. En una me atendió un chico, con acné, al que le entendí menos de la mitad de las palabras que pronunció. En las otras dos, fueron empleadas femeninas con la estructura física estándar de una empleada de librería: metro sesenta y cinco, anteojos, nariz perceptiblemente deformada, dientes ligeramente torcidos, voz de superada. La respuesta fue similar en los tres casos: El libro está agotado.
¿Qué ha pasado? ¿Ha nacido un Buenos Aires un fervor por el Algebra Lineal? Lo peor es que noté un cierto placer en los vendedores al pronunciar la palabra “agotado”. Les deseé algo peor que la muerte.
Antes de irme de la última librería (la del muchacho con acné furioso), decidí comprarme un libro cualquiera. Para leer. Como para justificar el desperdicio de mi tarde del único día libre de la semana. Vi un pequeño libro de Tim Burton, de quien he visto varias buenas películas, así que opté por comprar ese. No decía el precio (¿Cómo no le van a poner el precio?).
Fui a la caja, al muchacho creí escucharle decir “son 62 pesos”, pero obviamente le adjudiqué a su mala dicción el haberlo oído mal. Por las dudas le pagué con cien.
-64, 66, 68, 70, 80, 100.–contó delante de mis narices, (me llenó de billetes de dos pesos).
Cuando escuché el 64, quise morir. Pero, mi orgullo me hizo simular naturalidad ante la estafa más grande de la historia.
Me fui de la librería con “The Golden Book” en mis manos.
De vuelta en casa lo abrí, esperando encontrar el mapa de un tesoro, o el número de las tarjetas de crédito de Bill Gates. Lo zamarreé, tratando de escuchar el tintineo de lingotes de oro.
Pero no.
El libro consta de textos hipercortos (en algunos hablamos de menos de 4 renglones) escritos en verso, y con un dibujo en la página de al lado. Y cada texto es empezado en una nueva página, lo que significa: Está lleno de espacios en blanco.
Lo leí en 15 minutos. Tiene su encanto, no lo niego, pero.. 62 pesos señoras y señores.
Pequeña cuenta:
si por 15 minutos------- gasté 62 mangos
por 1 minuto ------------ gasté más de 4 pesos.
¡4 alfajores en un minuto! Te superé Tinelli.
… Por eso te digo, a partir de hoy, si alguien me dice PELOTUDO, yo con toda la naturalidad del mundo me daré vuelta para preguntar:
-¿Me llamabas?
miércoles, 26 de marzo de 2008
Fragmento
La extrañaba, si. Pero de un modo curioso: extrañaba sus defectos.
Extrañaba sus obscenas desentonaciones en sus matinales duchas, extrañaba su memoria cuasi-amnésica que muchas veces me hizo saltar de la cama en el medio de la noche para abrirle la puerta, extrañaba su poca virtuosidad en la cocina, sus fideos pegados, su arroz pasado.
¿Me llaman morboso? Puede ser. Creo que en esta vida carnal, las personas somos esencialmente nuestros defectos y virtudes. Los "mas o menos" no dicen nada.
Las virtudes del otro se disfrutan en el momento. Los defectos se extrañan en la posteridad.
....
sábado, 15 de marzo de 2008
lunes, 3 de diciembre de 2007
¿Madurez o autorepresión?
Para probar lo primero no hace falta demasiada agudeza: al mirar un curso de 6° de primaria se ve claramente que mientras los chicos continúan con su insoportable vocecita Mac Allisteresca, las chicas están mas cerca de “Batistuta-Crespo” que del Pampeano colorado.
El segundo postulado es un tanto mas discutible. Aunque no deja de ser cierto. Los chicos juntan figuritas, corren en el patio al ritmo del partido de fútbol, juegan pulseadas, etc. Mientras que las chicas, sentadas a un costado, hablan sobre chicos mas grandes, o sobre el vestido que se van a poner para ir a la fiesta de 15 de su prima. En fin, no se de que hablaran. (soy de los que jugaban al fútbol todo el recreo)
Lo que quiero discutir es el orgullo con que las mujeres asumen esta situación. La sensación de superioridad que les aflora al oír esta premisa.
La primera pregunta que me hago es: ¿Y después que?
¿Seguirás madurando? ¿Te estancarás en ese grado de madurez? ¿Serás mas inmadura?
Yo lo asocio mucho a lo que pasa con las frutas, por ejemplo.
Una fruta que no esta madura aun no esta lista para ser ingerida, es decir que todavía tiene tiempo para disfrutar del sol, de sus amigas frutas inmaduras, de jugar a la pelota, de hacer pulseadas, de cambiar figuritas sin ninguna preocupación.
Una fruta en el punto justo de madurez, está lista para ser ingerida y es feliz por ello. Esta en su momento de esplendor. Pero ya no le queda mas tiempo para hacer las cosas que hacía cuando podía ser inmadura.
Y, si la fruta ya paso su etapa de mayor esplendor, se pasa de madura. Y no tiene nada. Ni su esplendida figura, ni la posibilidad de no tener preocupaciones.
Madurar es sumar preocupaciones. O.. no, mejor que preocupaciones, responsabilidades. Es inevitable madurar, pero.. ¿Por qué creen que es bueno madurar antes? Después no hay vuelta atrás. Una persona que maduró, por mas que quiera, no puede volver a la absoluta (y placentera) irresponsabilidad.
Entonces queridas mujeres que al oír “Las mujeres maduran mas rápido que los hombres” exhiben una cara de satisfacción, déjenme decirles que las compadezco.
Para una persona de 11 años es mucho mas sano reírse de bobadas, que estar pensando en “que estúpido, como me voy a reír de esto”. Es mas, déjenme decirles también que creo que bajo esa supuesta superioridad se esconde la envidia. Envidia por no poder reírse de esas chiquilinadas por miedo a ser vistas como imbéciles.
Reprimidas mas que maduras son.
Porque después viene la adolescencia, y ahí el hombre empieza a madurar físicamente, pero todavía sigue divirtiéndose con boludeces. Tal vez a eso le agregue mujeres. El hombre empieza a necesitar a la mujer, y ese es el comienzo del proceso de madurez en el hombre. La primer responsabilidad/preocupación que el hombre tiene en su vida. Pero aun continua divirtiéndose con el metegol, o con la Play Station. Y ¿la mujer que hace? Mira. Tal vez empiece a fumar para mostrar lo grande que es, pero esencialmente mira, y comenta de lo inmaduro que es el hombre. En lugar de divertirse independientemente, necesita hablar de lo que hace el hombre. Mientras el hombre ríe por alguna situación divertida que ocurrió en el metegol, la mujer crítica esa estúpida risa.
Por esto digo que la mujer no es mas madura. La mujer se reprime. Hay hombres que también lo hacen ya sea porque quieren levantarse a alguna chica dándosela de maduro, o simplemente porque son aburridos. Pero realmente me da risa cuando la mujer se regodea por “madurar” antes que el hombre.
Extraño que mi única preocupación sea obtener la figurita número 157 del álbum de Dragon Ball Z.
lunes, 5 de noviembre de 2007
Pensamiento animal
¿Tendrán algún tipo de relación la reflexión y la desesperación? Yo creo que si. Son antónimos. Una persona reflexiva no desespera. Y una persona desesperada no reflexiona.
Recuerdo un capítulo de Los Simpsons (en el que “matan” al Capitán Jack, el cocodrilo). En una parte de ese capítulo, el auto de la familia (con ellos dentro) es arrollado por un tren que los comienza a arrastrar por las vías. Ante esa situación Homero propone una única acción consecuente: Dormir.
Sabia decisión.
El placer de saberse en una próxima mala situación, y disfrutar esperando a la catástrofe es enorme.
¿De qué sirve desesperar? Si el desastre llegará de todos modos. Los segundos, minutos, horas, días, años (lo que sea) que dure el estado de placentera espera deben ser disfrutados al máximo. Porque se tiene noción del abrupto final de la espera, y solo queda disfrutar el tiempo previo a ello.
Que bueno sería tener siempre esa certeza.
Uno viviría y pensaría únicamente en el presente, porque ya conocería el futuro.
Uno valoraría la cosa mas mínima que le obsequia la vida, sin caer en presunciones absurdas que lo único que logran es preocuparlo anticipadamente sobre algo que ya va a tener tiempo de preocuparlo.
¡Quiero disfrutar de un perfecto atardecer sin tener en la mente mis problemas!
Eso. Quiero purificar la alegría.
Que no hay imagen (o serie de imágenes) mas desagradable que el tramo entre una cara sonriente y una cara común.
jueves, 1 de noviembre de 2007
Noche de dilemas
Lo importante es tomar la decisión. Evaluar que pesa mas: La vagancia o el bolsillo. Otra que Bilardista o Menottista. ¿Ser vago o ser tacaño?
Porque claro, la vagancia tiene un precio alto, obviamente siempre que uno aspire a vivir con cierta normalidad alimenticia, y en otras cuestiones vitales.
Y la tacañez (si existe el verbo googlear, cualquier palabra es valida) también tiene su precio ( sin hablar estrictamente de lo monetario)
En términos matemáticos, no me atrevería a decir que Vagancia=1/Tacañez, pero agregando alguna otra variable de menor rango, la fórmula (ya la perfeccionaré) estaría aceptable.
¿A que viene esto?
Sábado 21 30 hs. En casa con amigos. Guerra de estómagos rugiendo de hambre.
¿Cocinamos algo, o vamos a comer al restaurant de enfrente?
El que defendía la opción uno alegaba cuestiones monetarias . Los que defendíamos la opción dos alegábamos que la explosiva combinación entre las pocas ganas de cocinar y la urgencia por comer iba a hacernos volver violentos. Por mayoría simple (nose porque simple, pero queda excelente), se decidió por la segunda de las opciones.
Al llegar al restaurant noté, no sin asombro, que a pesar de vivir frente a el jamás me había percatado de lo grande que es. Lo cual es un problema, ya que el mozo debe tener una vista aguileña (Las águilas tienen buena vista, ¿no?) para poder observar cuando desde la mesa alguien lo esta solicitando. También el mozo necesita un gran estado físico para recorrer tantas veces el largo trayecto. Y por último requiere un gran temple: No es joda que te toque un cliente molesto, de esos que se quejan hasta del color de las servilletas, y te haga ir y venir todo ese trayecto para pedirte las cosas mas banales posibles. Se requiere un gran temple. Por todas esas cosas, pensé que el curriculum de esos mozos debía ser de lo mas extraordinario del mercado. Incluso llegue a pensar que eran potenciales Clark Kents.
Iba a pedirle un autógrafo al mozo que nos toco en suerte, pero justo en ese momento mis ojos (constantes buscadores de detalles mínimos) percibieron una situación interesante:
Hay parejas que se sientan enfrentadas, y otras que sientan uno al lado de la otra.
¿Qué dice este detalle sobre la calidad de la pareja?
El grupo de los “enfrentados” prioriza la visión periférica de la otra persona. Es una posición mas armoniosa, mas afín con la simetría. Ya desde el tan Argentino juego del Truco se sabe que las parejas deben posicionarse enfrentadas. Es una pareja mas seria, mas formal. De esas que duran mucho tiempo.
El grupo de los “cercanos” prioriza la constante posibilidad de tocarse mutuamente. Los toquetones podríamos llamar a este grupo también. Este tipo de parejas es de esas que en cualquier lugar demuestra su amor. En donde sea, uno los ve y sabe que son novios. Se besan, se hablan al oído, se abrazan, ya sea en un boliche, o en un colectivo, subte, cementerio, farmacia, donde sea. Generalmente son parejas que duran menos, pero el tiempo que duran transcurre con una mayor densidad de emoción que la del grupo de los “enfrentados”.
El súper-mozo llego con mi pedido: la siempre efectiva “Milanesa Napolitana c/ Fritas”. Y logre comprobar una teoría vieja que tengo: La contextura física de la porción de comida es inversamente proporcional a la contextura física de la persona que la pidió. Esto es: La comida pedida por una persona gorda siempre es una porción pequeña. A menos que el gordo en cuestión conozca ya el lugar, y sepa que pedir para poder saciar su hambre.
Hay una serie de ruidos que juntos indican la inminente finalización de la cena. Un movimiento de silla, una interjección que incluya la letra a exageradamente repetida, una tos falsa, un bostezo, entre otros. En esa etapa estábamos, así que fue pertinente discutir sobre el tema “Propina”. ¿Qué cantidad de dinero es la menor pero sin salir de la decencia?
Con simpleza se decidió poner 1$ por persona, la decisión fue tomada en un ambiente similar al que hay cuando uno da limosna, creyéndose buena gente por realizar esa acción. Iba a acotar la calidad de superhéroes de los mozos del lugar, pero por temor a que el fiel eructo de después de cenar acuda a mi (había damas en la mesa contigua) decidí no abrir la boca.
Nuevamente en casa, en paz con el mundo, se produjo un nuevo dilema: ¿Salir a buscar diversión, o disfrutar del decreciente placer de tirarse a no hacer nada?
Pero la pachorra ya había invadido mi cuerpo. No se que ocurrió después. Solo se que al otro día desperté con lápiz labial, y ese tipo de cosas, sobre mi inocente cuerpo...